Jesucristo es la verdad. Y Jesucristo es Dios que se hizo hombre. Así que la Palabra de Dios es la Palabra de Jesucristo. Entonces, sólo la misericordiosa Palabra que Jesucristo enseña en el Evangelio es la verdadera Palabra de Dios.
Por tanto, las escrituras de las biblias deben ser bien examinadas, porque en ellas son respetables todos los escritos que no contradicen al Evangelio, pero en las biblias, todos los escritos que contradicen al Evangelio, no son verdaderos.
Siempre se debe tener en cuenta que lo que Dios quiere es la misericordia, entonces todo lo que sea contrario a la misericordia, no es verdadera Palabra de Dios. Jesucristo así dijo:
"Si hubierais comprendido qué quiere decir: "Misericordia quiero, y no sacrificios", no condenaríais a los inocentes" (Mateo 12:7)
Última edición por Elisabet*; 02-mar.-2022 a las 01:25
Por eso digo que la educación debe de ser gratuita y global, para que precisamente los ciudadanos adquieran el poder suficiente para saber elegir, si no se tiene, las probabilidades son escasas.
Y aún así quienes cambiaron la Historia de la humanidad fueron los sencillos e incultos ciudadanos y en no pocas ocasiones, y así nos lo cuenta la Historia.
Última edición por Elisabet*; 03-mar.-2022 a las 21:23
Quien pecó en Edén fue solo un humano perfecto, Adán, no Dios.
Por eso, para que en verdad el rescate estuviera en conformidad con la justicia de Dios
tendría que ser estrictamente equivalente... un humano perfecto, “el último Adán”.
OJO POR OJO.
Así pues, cuando Dios envió a Jesús a la Tierra como rescate,
hizo de Jesús lo que satisfaría la justicia:
no que Dios se hiciera carne, no un Hombre-Dios,
sino un hombre perfecto, “inferior a los ángeles”. (Hebreos 2:9; compárese con Salmo 8:5, 6.)
¿Cómo podría parte alguna de una Deidad todopoderosa
—Padre, Hijo o espíritu santo— ser alguna vez inferior a los ángeles?
Ya vemos a Jesús —que fue hecho un poco inferior a los ángeles
— coronado de gloria y honra por haber sufrido hasta el punto de morir,
para que por la bondad inmerecida de Dios él probara la muerte por todos.
(Hebreos 2:9)
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)