Conozco perfectamente a los autores de mi vida, y son mis progenitores que tampoco conocen a ningún dios. Tal vez no puedas decir lo mismo tú.
Y no es que no crea en dioses, es que tampoco me trago las milongas de sus doctrinas escritas. Y puedo, y así lo hago maldecir o renegar de lo que a mí me de la gana y cuantas veces considere oportuno hacerlo. Tampoco siento que te moleste.
¿Alguna aclaración más?