Al principio los fieles a Jesús estaban convencidos de que su venida definitiva a cumplir totalmente con la misión de mesías que le había atribuido el Padre, sería inmediata.

El mayor argumento de que esto pudo ser así es la venta masiva de bienes (véase en especial el capítulo 5 de los Hechos de los apóstoles) de los miembros de la comunidad y su dedicación plena a la oración y la espera, sin trabajar.

Albergaban la esperanza de que con el dinero conseguido tendrían bastante para vivir hasta que llegara Jesús definitivamente.