La ley y los profetas NO SON todas las Escrituras Hebreas, pues una cosa es la verdadera Ley de Dios, y otra cosa muy distinta son los mandamientos del Viejo Testamento que mandaban a los hombres imponer penas muerte, guerras, genocidios, esclavitud y muchos sacrificios que Dios no había mandado.
Todos esos preceptos del Viejo Testamento que faltaban a la misericordia fueron abolidos por Jesucristo porque no eran de Dios, pues solo eran preceptos de hombres.
La ley que Jesucristo no había venido a abolir es la verdadera ley de Dios, que es la que Jesucristo nos enseña en el Evangelio, que dice así:
"todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque ésta es la ley y los profetas". (Mateo 7:12)