Sabemos que Pablo inventó a Jesucristo.

Pablo no habló con Jesús. No lo vio. A él le contaron y soñó como soñador de sueños, e inventó a Jesucristo. Pero era el Dios de Pablo, no de todos.
Se atrevió a decir que Jesucristo es el rostro visible de su Dios, sin ver el rostro de Jesús.