Porque lo que pudo conocerse hace 2.000 años, lo demoró hasta que fuera conocido en todo lugar por medios humanos.
¿Pues no son los humanos la penúltima equivocación de Dios?
Y estando la selva del Amazonas, donde quizá haya alguna tribu no descubierta, nunca sabremos cuándo el evangelio ha llegado al último lugar de la tierra.
La cuestión es siempre tenernos en vilo.
La Verdad nos hará libres.