Jesucristo mandó predicar por todos los pueblos solamente el Evangelio, pero los hombres rebeldes que no amaban el Evangelio impusieron sus biblias sobrecargadas de preceptos y tradiciones de hombres. Desde entonces, vino la confusión al mundo y se provocaron muchas guerras, muchas penas de muerte y muchos sacrificios que Dios no había mandado.
Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.