Cita Iniciado por doonga Ver Mensaje
La memoria es muy frágil.

Por ese motivo, alguien me recomendó hacer una cruz en el calendario cada día superado. Si algún dia te fumas uno, no haces la marca.

Yo seguí ese consejo, y, al cabo de tress años con los calendarios negros por tanta marca, decidí que ya no era necesario hacer cruces en el calendario.
Yo empezaba a fumar dos puros de pata de elefante hechos a mano en Filipinas y que con el primero ya encendía el segundo. Seguidamente encendía una pipa y detrás de ella otra y otra hasta la hora de ir a la cama. Cuando notaba que había mucha nicotina depositada al fondo de la pipa, la cambiaba y así las veces que hiciera falta. Nunca fumé antes del almuerzo del mediodía. (Este fué el consejo que me dió mi padre).

Dejé de fumar en seco, después de que unas cuantas veces me dijo mi esposa que cuando salía del dormitorio, aún con las ventanas abiertas, éste olía a demonios casi toda la mañana. Yo no me daba cuenta hasta que un par de veces que ya había desayunado, tuve que volver al dormitorio a buscar alguna cosa. Al oler aquella peste y tener los hijos pequeños, lo cual ni el humo ni el olor no les podía ir nada bien, me sentí tan avergonzado que mi amor propio me hizo quitar las ganas de fumar en un santiamen.

Como no es nada fácil cuando llevas un montón de años fumando -empecé a los 13- ni que decir tiene que tuve que ponerle agallas al asunto. Y precisamente, y contrariamente a lo que muchos podrían pensar, no quité de su sitio ni bastantes cajas de cigarrillos ingleses, una buena variedad de puros habanos y de todo tipo, ni varias bolsas de tabaco de pipa, encendedores, etc., etc.

El sólo hecho de no tener que pensar en ir llenando la "despensa tabaquera", hizo que se me fueran quitando las ganas. Después de un montón de años, y el haber regalado no pocas cajas, todavía tengo un montón en la casa, pero... ya ni me acuerdo de ello.