Elizabet

(Hechos 2:38) Pedro les dijo:
“Arrepiéntanse, y que cada uno de ustedes
se bautice en el nombre de Jesucristo
para que sus pecados sean perdonados,
y recibirán el regalo del espíritu santo.


(Mateo 26:27, 28) Y tomó una copa, le dio gracias a Dios
y se la dio a ellos diciendo: “Beban de ella, todos ustedes,
28 porque esto representa mi sangre,
‘la sangre del pacto’, que va a ser derramada
en beneficio de muchas personas,
para que sus pecados sean perdonados.


(Efesios 1:7) Por medio de él
conseguimos la liberación por rescate
mediante su sangre, sí, el perdón de nuestras ofensas,
según las riquezas de la bondad inmerecida de Dios.