En realidad no es Tomas a quien se le plantea un problema al leer este texto de Mateo; Tomas ya tiene decidido de antemano dejar que entre a su mundo sólo información "de sentido común", así que en rigor no se pregunta si tales resurrecciones ocurrieron, porque de antemano afirma que no es posible.

El problema lo tenemos aquellos para quienes el hecho en sí es posible, pero el texto resulta demasiado chocante para considerarlo aceptable.

Aquel para quien la resurrección de la que habla Mateo es imposible, deberá aplicar ese mismo principio al tratar la resurrección de Jesús.