Otra marca de la religión verdadera
y de los que la practican es respeto a la Palabra de Dios.
El Hijo de Dios cuando estuvo en la Tierra estableció
el dechado en cuanto a esto al mostrar el más profundo respeto
a las Escrituras inspiradas.

Las citaba como la autoridad final sobre los asuntos.
Continuamente refería a sus oyentes a la Palabra de Dios,
y los animaba a leerla y a aplicarla

Nunca rebajó el valor de la Biblia; más bien,
condenó a los que no*enseñaban en armonía con ella
y que trataban de debilitar la fuerza de ella
con sus propias enseñanzas.

(Marcos 7:9-13) Todavía les dijo más: “¡Qué habilidad tienen para dejar de lado los mandamientos de Dios con tal de mantener sus tradiciones! 10 Por ejemplo, Moisés dijo: ‘Honra a tu padre y a tu madre’, y ‘Al que hable con desprecio de su padre o su madre se le dará muerte’. 11 Pero ustedes dicen: ‘Alguien puede decirle a su padre o a su madre: “Todo lo que tengo que podría usar para ayudarte a ti es corbán”’ —es decir, un regalo que está dedicado a Dios—. 12 Y así ya no*le permiten hacer ni una sola cosa por su padre o por su madre. 13 De esta manera, con las tradiciones que ustedes transmiten, anulan la palabra de Dios. Y hacen muchas cosas por el estilo”.