Pero es interesante lo que nos dice la Dra. Cid-Capetillo sobre Miguel Alonzo Romero.

Su nacimiento se produjo en las postrimerías del siglo XIX, el 29 de septiembre e 1889, por lo que en su personalidad se reconocen los valores de una sociedad, como la yucateca que cultivaba la cultura, el interés por la política, muy propio de la suerte de romanticismo que rindió importantes frutos no sólo por su estado sino por la nación en su conjunto. Con este bagaje, sin embargo, asumió valores sociales que arraigarían en el México del siglo XX y que él defendió decididamente.
Una de las fuentes de alimentación fue la Historia de Méjico que es una monumental obra de Niceto de Zamacois que se encontraba en la Biblioteca de Crescencio Alonzo, padre de Miguel. Zamacois fue el historiador de corte conservador que escribió él solo esta monumental obra de la historia de México. En aquél momento durante su niñez esta monumental obra era extraña en una población remota como lo era en ese momento Tekax, al centro de la península de Yucatán, en las fronteras del territorio levantado indígena de Chan Santa Cruz y que llena las historias orales familiares. La historia de Méjico era leída como en el siglo XIX en voz alta para dar pausas de comentarios, discusión de aquellas partes que el público en las tertulias de familiares y amigos mataba el tiempo cuando no había trabajo. Esos espacios intelectuales que eran un lujo en una sociedad bucólica en la que el ganado, los frutales y el duro trabajo agrícola se encontraban presentes. Así nos dice nuestra autora:

Es interesante notar como viniendo de un pequeño poblado como lo era Tekax -y lo sigue siendo- se proyectó mediante su acción profesional a la vida política nacional y a la práctica diplomática en lugares apartados del mundo, lo cual conjuntó con viajes de estudio y de interés turístico. Trascendió así sus raíces familiares que le dieron sus padres Crescencio Alonzo y Regina Romero, quienes con sus coterráneos habían tenido que defender su territorio de los los indios de Chan Santa Cruz, quiénes eran abastecidos mediante el contrabando de armas que los ingleses introducían a través del territorio de Quintana Roo.
Esto abastece una rica historia oral familiar que iré reseñando poco a poco.