Con el oro ensangrentado, el cardenal hizo construir esta custodia de casi tres metros de altura, para guardar la Hostia (Corpus Cristi) en la catedral de Toledo.

“A quien no le dan escalofríos cuando admira el altar de la catedral de Sevilla, de 20 toneladas de oro laminado, y piensa en la sangre derramada por los indígenas en las minas” 12) pág. 66

Uno de los mayordomos de palacio hizo colgar a una cantidad de indígenas; quemarlos vivos, tirarlos a los perros; cortarles las cabezas, las manos y los pies o arrancarles las lenguas. 10) pág. 112

“Hasta el más conspicuo obispo del imperio enviaba a sus siervos con la intención de recoger su parte del botín.” 10) pág. 113

El catolicismo también reconoció la esclavitud en Sudamérica. Tanto legos como curas la practicaban; el clero y los conventos, y frecuentemente incluso los grandes terratenientes, comerciaban con esclavos. 10) pág. 113Un español católico alimenta con niños indígenas a sus perros,
a los que el monje antes había bautizado rápidamente … 10) pág. 116

Jesuitas y franciscanos promovían los matrimonios entre indígenas y negros, para declarar a sus descendientescomo siervos. 10) pág. 116
Mientras que la población común, generación tras generación, decaían en la mugre y la miseria, el clero se hizo casi omnipotente e inmensamente rico, como también el resto de los traficantes de esclavos y los señores que llevaban a los indios al remate para el financiamiento de las “casas de Dios” (= iglesias). 10) pág. 117

Como informa el cronista Bartolomé de las Casas, millones de indígenas fueron cruelmente sacrificados a causa del oro. El gobernador de Yucatán cambió cientos de niñas, que había secuestrado, por vino, aceite o tocino. 10) pág. 117