Dios no pena el sexo; de ser asi ni siquiera se lo hubiera provisto a los seres humanos que creó. Solamente lo regula para que el ser humano no se haga daño a sí mismo.

La vida ha demostrado que un sexo sin control puede producir muchísimo daño a los seres humanos, incluso a poblaciones enteras, y puede incluso llevarlas a situaciones muy precarias.

Por ejemplo, una comunidad de personas que practican libremente el sexo puede perfectamente convertirse en un terrible foco de alguna enfermedad de trasmisión sexual.

Las enfermedades de trasmisión sexual no son algo con lo que las personas desean lidiar. Solo un estúpido critica que a cualquier actividad humana se le ponga regulaciones sanas.