Atenágoras 178 d.C.

Escrito enviado a los emperadores Marco Aurelio Antonino y su hijo Lucio:

“Así, pues, suficientemente queda demostrado que no somos ateos, pues admitimos a un solo Dios increado y eterno e invisible, impasible, incomprensible e inmenso, sólo por la inteligencia a la razón comprensible… ¿Quién, pues, no se sorprenderá de oír llamar ateos a quienes admiten a un Dios Padre y a un Dios Hijo y un Espíritu Santo, que muestran su potencia en la unidad y su distinción en el orden?” (Atenágoras de Atenas, Súplica en favor de los cristianos)