Una cosa constante es la expiacion de pecados por medio de la sangre
Y el amor motivó a Jesús a “dar su alma en rescate en cambio por muchos”
Este rescate correspondiente
recompra los derechos y perspectivas
que Adán perdió y posibilita la vida eterna
La aplicación del sacrificio de rescate de Jesús
se tipificó en el Día de Expiación anual.
En ese día, el sumo sacerdote de Israel sacrificaba primero
un toro como ofrenda por el pecado y presentaba su sangre
ante el arca sagrada en el Santísimo del tabernáculo y,
más tarde, del templo.
Esta era para beneficio de sí mismo,
de su casa y de la tribu de Leví.
De igual manera, Jesucristo presentó a Dios
el valor de su sangre para cubrir primero
los pecados de sus “hermanos” espirituales
(Hebreos 2:12; 10:19-22;
12 cuando dice: “Les proclamaré tu nombre a mis hermanos; te alabaré con canciones en medio de la congregación”.
19 Por lo tanto, hermanos, ya que tenemos valor para usar el camino de entrada al lugar santo por medio de la sangre de Jesús 20 —un camino nuevo y vivo que él abrió para nosotros a través de la cortina, es decir, su carne— 21 y ya que tenemos a un gran sacerdote a cargo de la casa de Dios, 22 acerquémonos con un corazón sincero y una fe plena, pues nuestros corazones fueron limpiados de una mala conciencia y nuestros cuerpos fueron lavados con agua limpia.
Levítico 16:6, 11-14).
6 ”Y Aarón tiene que presentar el toro de la ofrenda por sus pecados, y hará expiación por él y por su casa.
11 ”Aarón presentará el toro de la ofrenda por sus propios pecados y hará expiación por él y por su casa. Después matará el toro de la ofrenda por sus propios pecados.
12 ”Luego tomará el braserillo lleno de brasas ardientes del altar delante de Jehová y dos puñados de incienso aromático en polvo, y los llevará detrás de la cortina. 13 También echará el incienso en el fuego delante de Jehová, y la nube del incienso envolverá la cubierta del Arca, que está sobre el Testimonio, para que él no muera.
14 ”Con su dedo salpicará un poco de la sangre del toro enfrente de la cubierta en el lado este. Con su dedo salpicará un poco de la sangre siete veces delante de la cubierta.
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)