Jesús no prohibió las transfusiones de sangre. Éstas pueden salvar vidas.
Ni tampoco prohibió que las mujeres pongan los medios para no quedarse embarazadas en ciertas épocas, siempre que esos medios no atenten contra la vida de una criatura que ya haya sido concedida en el vientre de su madre.
Cuando una criatura ya ha sido concedida, debe ser respetada y cuidada en el vientre de su madre, porque Jesús dijo: NO MATARÁS.