Sin ser mi intención, esta tarde he intervenido en más hilos de los deseados.
Hay un asunto que me preocupa, y que pongo en vuestro conocimiento:
En todo caso, intentad desentrañar la historia de la religión cristiana durante los siglos II, III y IV.
Os podéis llevar una sorpresa. Es posible que lo que creáis, no se deba a opiniones teológicas de obispos; sino a opiniones personales del emperador de turno.
Pero, para eso: “Hay que nacer de nuevo”. Y no en el sentido que lo dice ELB.