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Estocada
A que no se convierte. Yo lo intenté así:
Él dijo: «Yo soy el buen pastor» (Juan 10.11), pero el Antiguo Testamento
decía: «Jehová es mi pastor» (23.1).
Jesús proclamó ser el juez de todos los hombres (Mateo 25.31;
Juan 5.27), pero el profeta Joel cita a Jehová que dice: «Me sentaré
para juzgar a todas las naciones de alrededor» (Joel 3.12).
Jesús oró: «Ahora pues, Padre, glorifícame tú para contigo,
con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese» (Juan
17.5). Pero Jehová del Antiguo Testamento dijo: «Y a otro no daré
mi gloria» (Isaías 42.8).
De igual manera, Jesús se llamó «el novio» (Mateo 25.1) cuando
el Antiguo Testamento identifica de esa manera a Jehová (Isaías
62.5; Oseas 2.16). El Cristo resucitado dice lo mismo que Jehová
en Isaías 44.6: «Yo soy el primero, y yo soy el postrero» (Apocalipsis
1.17).
El salmista declara: «Jehová es mi luz» (Salmo 27.1), y Jesús
dice: «Yo soy la luz del mundo» (Juan 8.12).
Quizá la más fuerte expresión de Jesús proclamando su igualdad con Jehová
es: «Antes que Abraham fuese, yo soy» (Juan 8.58). Esta expresión
proclama no solo existir antes que Abraham, sino igualdad con
el «YO SOY» de Éxodo 3.14.
Los judíos que lo rodeaban comprendieron claramente lo que
quiso decir, y recogieron piedras para matarlo por blasfemo (Juan
8.58; 10.31-33). Lo mismo se manifiesta en Marcos 14.62 y Juan
18.5,6.