Según Einstein, el Dios de la biblia representa la debilidad humana, y la biblia, un cuento básico y primitivo.Desde luego, no sería como el de la Biblia. Ni actuaría como el de la Biblia.
Según Einstein, el Dios de la biblia representa la debilidad humana, y la biblia, un cuento básico y primitivo.Desde luego, no sería como el de la Biblia. Ni actuaría como el de la Biblia.
Jamás comprenderás la inmensidad de La Nada.
“Entonces Josué habló a Jehová el día en que Jehová entregó al amorreo delante de los hijos de Israel, y dijo en presencia de los israelitas: Sol, detente en Gabaón; y tú, luna, en el valle de Ajalón. 13 Y el sol se detuvo y también la luna, hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos. ¿No está esto escrito en el libro de Jaser? Y el sol se detuvo en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero”. (Josué 10:12-13)
Omitido por la Biblia:
Cuando Josué le dijo al sol que se detuviera, el sol le contestó. <<Hombre, Josué. No me digas que haga lo que siempre estoy haciendo “estarme quieto”. Si quieres alargar el día, díselo a la tierra; pero no te lo aconsejo. Lleva una velocidad de 1.700 km/h, y no se dónde terminaríais tú y tu hueste>>.
Dios puede hacer y decir cosas que estén por encima de nuestra razón.
Dios no hace o dice cosas que estén en contra de nuestra razón.
Dios nos dio la razón (entre otras cosas), para que pudiéramos prevenirnos de los falsos profetas.
¡Úsala!
En este instante en España va declinando la tarde, y la noche se acerca reclamando su sitio. Es el momento de poner en orden las ideas; de serenar el ánimo y leer algo bello. Algo escrito por alguien que tuvo las mismas inquietudes que nosotros; pero las supo expresar mejor.
Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!…
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero…
-la tarde cayendo está-.
“En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día:
“ya no siento el corazón”.
Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.
La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea
se enturbia y desaparece.
Mi cantar vuelve a plañir:
“Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir
en el corazón clavada”.
(Antonio Machado)