
Iniciado por
Roberto0
Te vuelvo a repetir.... que Pablo sí que conocía parte del Evangelio o el Evangelio me da igual ....si lo perseguía igual que a los cristianos... te lo vuelvo a repetir..... era porque estaba confundido y estaba fanatizado por las viejas leyes judías y creyendo que así daba culto a Dios, lo que hacía era perseguirle.
Además que sepas que .........
Pablo enseñaba que siguieramos el Evangelio de Jesús, y no otros "evangelios", ni aunque los viniera predicando Pablo, y nos advirtió que tuviéramos cuidado con ciertos escritos por carta atribuidos a él. Eso nos enseña que tengamos cuidado con sus cartas, porque ya en su tiempo se le estaban atribuyendo escritos por carta que en realidad él no había escrito.
Pablo es un fiel ejemplo de la enseñanza de Jesús
y como Pablo se preocupaba de protegerla para que nadie la torciera
Jesús envió a otros de sus discípulos a buscar a Pablo
vio algo muy bonito en su corazón
y lo escogió y lo comisiono a predicar a los gentiles
ellos fueron primero a los Judíos únicamente
Pablo. Es un judío
que siempre se ha esforzado mucho
por cumplir con la Ley de Dios. Sin embargo,
los líderes religiosos judíos lo orientaron tan mal
que hasta aprobó que apedrearan a Esteban.
Ahora sigue amenazando a los discípulos del Señor
y desea asesinarlos. Incluso recibe permiso
del sumo sacerdote, Caifás, para arrestar
a los seguidores de Jesús que hay en Damasco
y llevarlos a Jerusalén (Hechos 7:58; 9:1).
Pero, por el camino,
una luz brillante envuelve a Saulo y él cae al suelo.
Entonces oye una voz que le dice:
“Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”.
Saulo pregunta:
“¿Quién eres, Señor?”.
Y la voz le responde:
“Soy Jesús, a quien tú persigues” (Hechos 9:4, 5).
Jesús le dice a Saulo que entre en Damasco
y espere más instrucciones, pero tienen
que acompañarlo porque esa luz sobrenatural
lo ha dejado ciego. En otra visión,
Jesús se le aparece a Ananías,
uno de sus discípulos que vive en Damasco,
y le pide que vaya a cierta casa para encontrarse con Saulo.
Al principio, Ananías tiene miedo,
pero Jesús le asegura:
“Este hombre es un instrumento escogido
por mí para llevar mi nombre a las naciones,
así como a reyes y a los hijos de Israel”.
De modo que Saulo recupera la vista y, allí mismo,
en Damasco, empieza a “predicar en las sinagogas
acerca de Jesús, diciendo
que es el Hijo de Dios”
(Hechos 9:15,*20).
No decía que Jesús era Dios
Con el apoyo de Jesús,
Pablo y otros evangelizadores
continúan con la predicación que Jesús inició.
Y, gracias a la bendición de Dios,
consiguen resultados extraordinarios.
Unos veinticinco años después de la
aparición de Jesús en el camino a Damasco,
Pablo escribe que las
buenas noticias del Reino
“se han predicado en toda la creación
que está bajo el cielo” (Colosenses 1:23).
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)