Si por circunstancias de la vida, de bebé te hubiera adoptado una familia de creencia islámica en un país musulmán radical y enseñado en una madraza, tú les dirías, convencido por el fanatismo del lavado de cerebro y, ¡sin champú!, lo mismo que haces ahora, pero, a los de tu creencia que se la replantearan por su salvación.
El fanatismo religioso -como cualquier otro- hace perder de vista toda racionalidad, hasta para creerse (¡será por creer!) que los cinco mil millones de personas que por azar han nacido en diferentes lugares y por este motivo la mayoría de ellos tiene diferentes religiones a la cristiana, no van a tener salvación por haberles hecho creer en otros libros religiosos escritos por hombres. Ni tampoco todos los cristianos serán salvos.
Hay que estar muy fanatizado para creerse tamaña aberración. ¿Los obtusos se salvarán?
La salvación por dioses que no pueden demostrar existan fuera de su imaginación.