Precisamente porque nadie puede ver a Dios físicamente, su aparición no es física.
Su aparición se da a nivel de la conciencia individual, y como corolario, a nivel de la sociedad, en la medida en que el ser humano es conciente de su lugar y papel dentro del universo y de esta vida.
Es en esta era, la del Reino de Dios, en la que el empuje de la ciencia, la globalización del conocimiento, y el reconocimiento de que se necesita una ética universal (trans-religiosa), que Dios está surgiendo en el horizonte de la historia como un Sol, cuya Luz brillará con tal fuerza, que no habrá más noche para la humanidad.