Cita Iniciado por Porque25 Ver Mensaje
¿LAS CARTAS ATRIBUIDAS A PABLO... O EL EVANGELIO?... ¿QUÉ DEBEMOS SEGUIR?...

Es monstruoso querer anular los misericordiosos mandamientos que nos enseña el Evangelio de Jesucristo, y querer imponer en su lugar los puntos difíciles de las cartas atribuidas a Pablo torcidas por los indoctos.

Los puntos difíciles y torcidos de las cartas atribuidas a Pablo fueron impuestos como doctrina cristiana por la religión católica y luego los "protestantes" luteranos, calvinistas y otros, hicieron de estas doctrinas un "evangelio diferente" para dejar anulado el Evangelio de Jesucristo.

Jesucristo en el Evangelio nos enseña los verdaderos mandamientos de Dios. Y con estos mandamientos misericordiosos, dejó anulados todos los preceptos de los hombres escritos en el viejo testamento judío..., mandamientos judíos que mandaban penas de muerte, guerras, genocidios, esclavitud y muchos sacrificios... Todo eso quedó abolido por Jesucristo porque sólo eran preceptos de hombres que Dios no había mandado.

Jesucristo es Dios que se hizo Hombre y vino a enseñar al mundo la verdadera Ley de Dios y los verdaderos mandamientos de Dios.
Los cristianos deben comprender que las cartas fueron torcidas y se han atribuido a Pablo enseñanzas que están escritas en las cartas y que no coinciden con lo que enseña el Evangelio, y por tanto son "otro evangelio", de lo que el mismo Pablo nos advirtió para que tuviéramos cuidado:

Gálatas 1:6

Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.
1:7 No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.
1:8 Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.
1:9 Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema


2ª Tesalonicenses 2:2
(....) no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra (......)