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macabeo777
Desde luego que María Santísima no es testigo de jehová, como lo dice caminante.- Aparte de que, también es cierto que no podía ser testigo de alguien inexistente, Ella, al igual que todos los discípulos de Cristo y en los tiempos actuales, la Iglesia, somos Testigos de Cristo Jesús.
La predicación del Evangelio (Mt 24,14), para llevarla al mundo entero son constituidos los apóstoles testigos de Jesús (Hechos 1,8): deberán testificar solemnemente delante de los hombres todos los hechos acaecidos desde el bautismo de Juan hasta la ascensión de Jesús, y especialmente la resurrección que consagró su señorío (Hechos1,22; 2,32; etc.) se testifica sobre los acontecimientos del Nuevo Testamento.
La misión de Pablo se define en los mismos términos: en el camino de Damasco fue constituido testigo de Cristo delante de todos los hombres (Hechos 22,15; 26,16); en tierra pagana testimonia en todas partes la resurrección de Jesús (ICor 15,15), y la fe nace en las comunidades por la aceptación de este testimonio (2Tes 1,10; ICor 1,6). Igual identificación del Evangelio y del testimonio en los escritos joánicos.
El relato evangélico es una testificación hecha por un testigo ocular (Jn19,35; 21,24); pero el testimonio, inspirado por el Espíritu (Jn 16,13), versa también sobre el misterio que ocultan los hechos: el misterio del Verbo de vida venido en carne (Jn 1,2; 4,14).
Los creyentes que aceptaron este testimonio apostólico poseen ahora ya en sí mismos el testimonio mismo de Jesús, que es la profecía de los tiempos nuevos (Ap 12,17; 19,21). Por eso los testigos encargados de transmitirlo adoptan los rasgos de los profetas de antaño (Ap 11,3-7).
El papel de los testigos de Jesús se pone todavía más en evidencia cuando tienen que dar testimonio delante de las autoridades y de los tribunales, según la perspectiva que Jesús había abierto ya a los doce (Mc 13,9; Mt 10,18; Lc 21,13s). Entonces la testificación adquiere un tenor solemne, pero con frecuencia es un preludio del sufrimiento. En efecto, si los creyentes son perseguidos, es «por causa del testimonio de Jesús» (Ap 1,9). Esteban fue el primero que selló su testimonio con la sangre derramada (Act 22,20). La misma suerte aguarda acá en la tierra a los testigos del Evangelio (Ap 11,7): cuántos serán degollados «por el testimonio de Jesús y por la palabra de Dios» (6,9; 17,6) Babilonia, el poder enemigo encarnizado contra la ciudad celestial, se embriagará de la sangre de estos testigos, de estos mártires (17,6). Pero sólo tendrá la victoria en apariencia. En realidad serán ellos los que con Cristo venzan al diablo «por la sangre del cordero y la palabra de su testimonio» (12,11). El "martirio es el testimonio de la fe consagrado por el testimonio de la sangre.
Israel fue llamado a dar Testimonio de los hechos acaecidos en la Antigua Alianza, ellos, el Pueblo de Israel, son los Testigos de (YHWH) Yahvé y, por lo explicado, la Iglesia somos Testigos de los Dichos y Hechos de Nuestro Señor Jesucristo y estamos llamados a ser Testigos de El.