PLINIO EL JOVEN Y LA TERCERA PERSECUCIÓN DE LOS CRISTIANOS



Plinio el Joven fue un escritor y político romano muy polifacético. Era historiador y lo mas cercano a un biólogo que había en esa época. Pero también pasó por muy diversos cargos políticos, que incluían cargos como sacerdote del "culto al Emperador" (al parecer la aparente locura de Calígula y Nerón se heredó con el cargo a los siguientes emperadores).
Ya en su vejez, y empezando el siglo II, fue enviado por Trajano como gobernador a la provincia de Bitinia y Ponto. Esa provincia fue heredada por Roma cuando su ultimo rey helenístico decidió que mejor romanos que invadidos por Macedonia (explicado en un post anterior), y esta ubicada en el lado asiático del Bósforo, mas parte de la costa sur del mar Negro.

Plinio fue el creador del genero literario epistolar, por que escribía sus cartas como si fueran a ser publicadas, y de hecho lo fueron. Entre sus cartas hay una muy famosa porque es una de las pruebas de la existencia temprana del cristianismo, además de su extensión, y sobre todo su persecución por el Estado Romano.

En su carta al emperador muestra sorpresa por la cantidad de cristianos que encontró en esa provincia, realmente alejada de la Media Luna, su lugar de nacimiento (incluso no fue visitada directamente por Pablo porque "el espíritu santo no lo quiso", y es mencionada por Pedro).
En su carta, Plinio el Joven le narra al emperador su actuación hacia los cristianos, y le pregunta si hace bien. Como gobernador recibió numerosas denuncias anónimas sobre el actuar de los cristianos: que se reúnen en secreto, en horas de oscuridad, que adoran a un hombre ejecutado como a un dios, que toman sangre y comen carne humana sacrificada, y que no respetan el culto oficial al emperador al no pedir a los dioses por el, y muestran ateísmo al no respetar los dioses oficiales.

En sus investigaciones descubrió:

«Se reúnen en ciertos días antes del amanecer para cantar himnos de alabanza en honor a Cristo, su Dios; toman juramento de abstenerse de ciertos crímenes y comen de un alimento corriente pero inocente»
Indica que cuando los apresa les pregunta hasta tres veces si son cristianos. Si insisten en admitirlo, los ejecuta.
Pero no sabe si procede correctamente con los que dicen que ya no son cristianos. Comenta que los hace renegar de lo que toma como superstición, y ofrecer una oración y una ofrenda de vino al Emperador.

Trajano le contesta que hace bien en su actuar, pero también le da unas indicaciones: no aceptar mas denuncias anónimas, y evitar realizar una persecución directa hacia los cristianos (lo que llamamos "de oficio").

Eso no evitó que durante el reinado de Trajano, y su sucesor Adriano, hubiera numerosos mártires cristianos:

El papa san Clemente fue una de sus primeras víctimas; Simeón, segundo obispo de Jerusalén, fue crucificado; san Ignacio, obispo de Antioquía, fue arrojado a los leones en el anfiteatro de Roma.

Esta persecución continuó bajo Adriano, quien condenó a santa Sinforosa y a sus siete hijos a la muerte. Profanó los lugares sagrados de Jerusalén, y erigió estatuas de dioses paganos en el lugar del calvario y sobre el sepulcro de Jesucristo.