Cita Iniciado por Elohim00 Ver Mensaje
Tomemos el ejemplo de la Pasion de Cristo.
Dios permitio que Su Hijo sufriera y muriera para la salvacion de los hombres.
Esto es otra prueba en contra de la falsedad de la trinidad,...Dios permitió que su hijo, no el muriera, para salvarnos de la condena de muerte que nos impuso la desobediencia de Adán y Eva.

Pero, ¿Cómo empezó el sufrimiento? Un examen de las causas enfoca nuestra atención en nuestros primeros padres humanos, Adán y Eva. Jehová Dios los creó perfectos y los puso en un lugar paradisíaco. Si hubieran obedecido a Dios, nunca habrían enfermado ni muerto. Pudieran haber disfrutado de vida humana perfecta para siempre. El sufrimiento no era parte del propósito de Dios para la humanidad. Pero Jehová le dijo claramente a Adán que el que él y Eva continuaran disfrutando de lo que Él les había dado dependía de que manifestaran obediencia. Obviamente tenían que respirar, comer, beber y dormir para seguir viviendo. Y tenían que cumplir con los requisitos morales de Dios para disfrutar plenamente de la vida y para ser favorecidos con vida para siempre. Pero ellos escogieron seguir su propio camino, fijar sus propias normas de lo bueno y lo malo, y así se apartaron de Dios, el Dador de la vida (Gén. 2:16, 17; 3:1-6). El pecado condujo a la muerte. Fue en su condición de pecadores como Adán y Eva produjeron hijos, y no pudieron pasar a su prole lo que ya no tenían. Todos sus descendientes nacieron en pecado, con inclinaciones hacia cometer lo malo, con debilidades que podían llevar a enfermedades, con una herencia pecaminosa que con el tiempo resultaría en la muerte. Debido a que todos los que estamos en la Tierra hoy día hemos nacido en pecado, todos experimentamos sufrimiento de diversas maneras. (Gén. 8:21; Rom. 5:12.)

Eclesiastés 9:11 dice que “el tiempo y el suceso imprevisto” también tienen que ver con lo que nos sucede. Puede ser que suframos daño, no porque el Diablo sea directamente responsable de ello, ni lo sea algún ser humano, sino porque por casualidad estemos en cierto lugar en un momento inoportuno.