Una razón para denunciar el mal es que sirve para conservar la limpieza de la congregación. Jehová es un Dios limpio, santo. Requiere que todos los que lo adoren sean limpios espiritual y moralmente. Su Palabra inspirada amonesta: “Como hijos obedientes, dejen de amoldarse según los deseos que tuvieron en otro tiempo en su ignorancia, y más bien, de acuerdo con el Santo que los llamó, háganse ustedes mismos santos también en toda su conducta, porque está escrito: ‘Tienen que ser santos, porque yo soy santo’”. (1*Pedro 1:14-16.) Las personas que practican la inmundicia u otro tipo de maldad pueden contaminar toda una congregación y traerle la desaprobación de Jehová, a menos que se tome acción para corregirlas o echarlas.