Iniciado por
Nietzscheano
En que, por alguna extraña razón que el ser humano desconoce, los golpes que se amoratan duelen más el segundo día que el primero, cuando efectivamente son recibidos, y duelen más el tercer día que el primero y el segundo juntos, el cuarto día duelen igual que el tercero pero el cuerpo los resiste pues la costumbre de no poder levantar un brazo a cierta altura o de saber de qué forma podemos, o no podemos, levantarnos de una silla o de nuestra propia cama nos hace no realizar los movimientos que sabemos que nos causarán dolor. El quinto día el dolor no disminuye, disminuye la cantidad de movimiento efectivo que realizmos. Ya para el sexto día vamos regresando a la normalidad; podemos levantarnos de la silla, colgar la llave en el gancho que está justo a la altura de nuestra frente, podemos incluso pasarnos el jabón por las... pantorrillas pero hay algo, dos cosas, que ¡Oh Dios! podremos hacer hasta el noveno o décimo día después de quedar amoratados, algo para lo cual no mucha gente está preparada, hasta el noveno o décimo día, decía, podremos secarnos la espalda con una toalla y sacar helados del aaaalto congelador de la nevera. Días angustiosos sin lugar a dudas y en los cuales va a ser el cuerpo muy propenso a pescar "resfríados contradictorios" pues serán por salir del baño con la espalda mojada y no por "gelarse" la garganta comiendo, probando, saboreando, degustando... un delicioso helado.
Razón, la primera que mencioné, que el ser humano, al menos el ser humano común... al menos yo, desconozco. Sé que tú no. Y sé también que aunque te duela mañana estarás sacando helados de la nevera.