Vamos, si me permiten.., a hablar del origo; de, digamos.., el crisol de lo que yo llamaría "lo científico enfrentado a lo humano". ¿Les parece?

Remontémonos...

¡Ah, Προμηθέας {de «προ» -"antes", "previo"- y «μανθάνω» -"videncia"-}!

No; para nada era un parvenu: era purísima sangre olímpica, primo hermano del padre de los dioses (era hijo del titán Ίαπετός); su madre era, además, la hija preferida del Ώκεανός (la corte olímpica en pleno había tenido que amenazar al dios, que gustaba de su tierna hija.., con encender los fuegos del centro de la tierra y secar TODAS las aguas para que la cediera por fin...). De su miriada de hermanos, descuellan la belleza y los músculos de Ἐπιμηθεύς, de Ἄτλας, de Μενοίτιος... Προμηθέας, como colofón, estaba felizmente casado con una hermosísima ninfa, Ησιόνη (o, dicen otros.., Κελαινώ), que, codiciada por el mismo Ἀπόλλων, le había sido negada a éste públicamente por Ζεύς, ¡su propio padre!; y, sus hijos -Δευκαλίων, Λύκος, Χίμαιρεύς, Εθνεύς, Έλλην- formaban parte de la corte de Ἀφροδίτη; que, tenía como su íntima a su encantadora hija Θήβη {de la cual -y, no de la homónima hija del dios-río Ασωπός y la ninfa Μετώπη-, afirma rotunda la sacrosanta légende, deriva el nombre de la beocia Θῆβαι -o, Θήβα-}.

Pero, su vida regalada, ¡oh!, NO le llenaba..; y, aussi cuenta la légende que, allá en los sótanos abisales debajo del Olimpo, Προμηθέας EXPERIMENTABA. Dícese, incluso, que alguien le vió modelar, a imagen y semejanza de los dioses pero con barro, ¡unas figuras!; sobre las que, poseído por su propio PASMO ante lo que hacía, resoplaba obsesivamente... Se cuchicheaba que el marido de la hermosísima Ησιόνη (o, dicen otros.., Κελαινώ) era raro..; y, NUNCA se le veía emborrachándose de ambrosía con el resto de los dioses. Ἀφροδίτη, por eso, embelesada, dijo a Θήβη un día: "moriría por conocer a tu padre; es, ¡oh!, TAN...".

¿Saben?; un día, allá en la argólida Μυκηνών, el padre de los dioses esperaba el preceptivo sacrificio a su gloria..; vió que se acercaba Προμηθέας y recordó, divertido, que algunos/as en la corte decían que, por alguna razón que era imposible discernir, ¡Προμηθέας AMABA a aquellos insignificantes seres! Naturalmente, él NO podía creerlo. Le invitó a recibir el sacrificio a su lado.

Los acobardados y mínimos seres humanos trajeron al ara sus mejores reses; en realidad, ¡estaban tan y tan ATERRORIZADOS!, absolutamente TODO su ganado. Preferían, sí, condenarse al hambre que no acarrear sobre sí y los suyos la vendetta divina... Con los ojos llorosos, empezaron la hecatombe..; y, TODAS y cada una de las reses fueron degolladas, despellejadas y descuartizadas. Se aprestaban a ofrecerlas..; cuando ocurrió que, ep!, Προμηθέας pidió a su divino primo hermano tiempo... Lleno de divertida curiosidad, Ζεύς se lo concedió.

Προμηθέας bajó y se mezcló con aquellas criaturas, purito mar de MIEDO... Ζεύς NO oyó (salvo unas palabras sueltas -"ha de aplicarse la inteligencia...", "...de la estrategia"-) nada de lo que les dijo..; pero, al poco, aquellos temblorosos habían hecho dos fardos con las ofrendas. Προμηθέας se encaró, respetuoso, al padre de dioses:

-"¡Te lo ruego!; muestra tu enorme clemencia hacía estos infelices muertos de hambre y escoge, para incinerarlo, UNO de los fardos, dejándoles el otro a ellos..."

Ζεύς, ya pelín molesto con tanto pour parler.., escogió el fardo que rebosaba de grasa, rechazando, como totalmente indigno de él, el fardo que, por lo que se veía.., era el de las entrañas y huesos. Éste último fué apartado ipso facto del ara. Ζεύς se acercó para gustar del sabrosísimo olor de la jugosa carne abrasada..; y, desató la furia incontenible del fuego de su divino rayo. Pero, a su nariz, ABOFEÁNDOLO, sólo llegó ¡hedor! Y, entonces vió qué era el holocausto en su honor.

Προμηθέας había reunido toda la carne y la había recubierto con asaduras de los animales, clavándoles luego, como si salieran del interior del fardo, algunos huesos. En el otro fardo, había reunido todas las osamentas y las entrañas pero lo había recubierto todo de grasa blanca hasta que parecía como si fuesen trozos de sabrosa carne. ¡Y, el padre de los dioses había sido engañado!

Ζεύς decidió cebarse en los hombres: NO les enviaría más fuego del cielo. Miró a Προμηθέας..; que, callaba.

Mas, ¡ay!, cuentan, puro pálpito, los classiques que aquella misma noche, Προμηθέας negó las caricias a su divina esposa y, embozado, se deslizó hasta las mismísimas fraguas de Ἥφαιστος; y, allá, en un descuido, se adentró hasta la rueda del Sol, donde, PASMO infinito, robó ¡semillas de FUEGO!

Envalentonado, cegado, escondió las semillas en un tallo de férula y las llevó a los hombres.

Dicen los classiques que aquella noche, bailando con los hombres alrededor de la hoguera ¡que, había surgido de la nada con aquellas divinas semillas!, Προμηθέας fué, ¡oh, sí!, plena, total, absoluta, hasta locamente FELIZ.

Pero, al día siguiente se abrieron los cielos encolerizados..; y, el padre de los dioses llenó el espacio como sólo lo llenan tanto la furia como el remordimiento y, decían las abuelas de antaño.., debería llenarlo el ejemplo del castigo.

Προμηθέας fué arrebatado..; y, en un remolino abracadabrante, fué atado a las cimas caucasianas. Allí, contempló, DESESPERADO, cómo Ζεύς ideaba a Πανδώρα (otro día, si acaso, les cuento sobre el particular.., ¿vale?)..; y, finalmente, sintió un enorme PÁNICO al imaginar cuál sería su pena...

Cuando amaneció, perfilándose a lo lejos, apareció lo que parecía ser un águila..; pero, NO lo era. Era un MONSTRUO engendrado por Τυφών en las pútridas entrañas de Ἔχιδνα; que, ¡qué pronto lo comprobó Προμηθέας!, había sido enviado por el padre de los dioses para que se pasara TODO el día ROYÉNDOLE el higado.

Pero; el castigo NO era ése, no... El monstruo desaparecía con el crepúsculo... Entonces, empezaba, ¡HORROR!, el DOLOROSÍSIMO trance de la reconstrucción. Al alba, justo al volver a tener el higado entero, volvía, SIEMPRE, el monstruo. SÍ: el castigo era la ETERNA repetición.

Pasaron MIL años.

El padre de los dioses, un día, se le apareció..; y, contempló el ecce homo en que había mutado el febril, ensangrentado, horriblemente desgarrado Προμηθέας. Ordenó al mostruo levantar su enorme pico..; y, habló:

-"¿Juzgas ahora que MERECÍA la pena?"

¡Oh!; los classiques tiemblan cuando nos cuentan que Προμηθέας, ojos ya infrahumanos, NO parpadeó y que, antes de abrir su cuerpo al gigantesco pico del monstruo que esperaba con un movimiento procaz, pornográficamente sexual, NADIE, ¡ni Ζεύς!, puede negar que sonrió y, claramente, le dijo:

-""

¡Oh, sí!; Ζεύς juró solemnemente por Στύξ que jamás de los jamases desataría a Προμηθέας. Y, cuenten con ello.., estaba seguro que así sería.

Pero, ¡ah..!, "la vida da muchas vueltas"...

Otro día, si acaso, les cuento...

Siempre, en cualquier caso, a su disposición, damas y caballeros.

Jaume de Ponts i Mateu