Así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre.” (Mateo 24:37.)

Con estas palabras, Jesús indicó que el tiempo de su presencia invisible se asemejaría a los días de Noé, y así ha sido. Desde el año 1919 en particular, se ha proclamado en todas las naciones un mensaje de advertencia similar al que predicó Noé, y la gente por lo general reacciona hoy tal como lo hizo entonces.

Jehová envió el Diluvio para castigar a un mundo “llen[o] de violencia” (Génesis 6:13). Era obvio a la vista de todos que Noé y su familia no tenían nada que ver con aquella violencia y que estaban dedicados de forma pacífica a construir el arca. Aquí también hallamos otro paralelo. Hoy día, las personas sinceras pueden hacer “la distinción entre [un hombre] justo y uno inicuo, entre uno que sirve a Dios y uno que no le ha servido” (Malaquías 3:18). La honradez, la bondad, el carácter pacífico y la diligencia son cualidades que distinguen al pueblo de Dios del mundo en general y que causan la admiración de la gente sin prejuicios. Los Testigos desaprobamos todo tipo de violencia y dejamos que el espíritu de Jehová nos impulse; por eso, gozamos de paz y seguimos un proceder recto (Isaías 60:17).