En eso del divorcio yo entiendo que la Iglesia tiene que hacer un replanteamiento serio y sin dejarse llevar por las modas o por las voces de los de siempre.
Hay casos sangrantes (yo conozco alguno) en los que un mal matrimonio destroza la vida de una persona que actuó de buena fe engañado por otra que no lo hizo así.

Son cosas que pertenecen al ámbito personal y ahí es muy muy difícil que se pueda llegar a algo que sirva para la generalidad de los casos.