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Porque25
Eso es un consejo de Pablo, que vivía en un mundo judío y no quería escandalizar a los judíos. Pero eso no es del Evangelio, ni lo manda Jesucristo en el Evangelio. Y Evangelio, sólo hay uno: el de Jesucristo.
Por otro lado, Pablo te dice que él no había alcanzado la perfección. Y el apóstol Pedro, hablando sobre las cartas de Pablo, también te dice que los indoctos torcían las cartas de Pablo, y que, para no caer en el error de inicuos, Pedro también nos dice que nos afiancemos en el conocimiento de Jesucristo (lo que Jesucristo enseña en el Evangelio).
Jesucristo, cuando mandó a sus discípulos predicar el Evangelio, lo mandó para todos los cristianos, mujeres y hombres, pues así dijo:
"Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado". (Marcos 16,15-16).
"Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén". (Mateo 28,19-20).
Hacer discípulos a todas las naciones incluye también a las mujeres, que son parte de todas las naciones.
Eso es lo que tú dices..., pero no es el hombre el que aplastará la cabeza a la serpiente, sino la mujer, pues así se lo dijo Dios a satanás, pues le dijo que ella le aplastaría la cabeza mientras él se lanzara a su talón.
Evangelio sólo hay uno: el de Jesucristo. Entonces, los que vais mal sois vosotros, pues vosotros no seguís fielmente lo que manda Jesucristo. Vosotros os queréis refugiar en las cartas atribuidas a Pablo y que fueron torcidas por los indoctos. Entonces, vosotros sois los que vais mal..., pues vosotros usurpáis el puesto de los verdaderos cristianos, y predicáis muchos mandamientos de hombres que son contrarios a los mandamientos del Evangelio.
Estáis totalmente confundidos con vuestras doctrinas que combaten contra los mandamientos del Evangelio. Y esa es la gran apostasía profetizada que se impondría en los tiempos del fin.
La apostasía es lo que hacéis vosotros, que anuláis los mandamientos de Jesucristo escritos en el Evangelio para imponer en su lugar las leyes de los hombres poderosos y dictadores de las naciones.