Las reivindicaciones femeninas de justicia social (entendida como igualdad de oportunidades y de derechos basada en la equidad), siguen siendo necesarias hoy en día, ya que estadísticamente, las mujeres como grupo poblacional, somos mucho más susceptibles a la pobreza extrema, a la violencia doméstica, al analfabetismo entre otras, y dichas situaciones se perpetúan por generaciones al no tener las armas o los recursos necesarios para romperlas. Ello sin entrar a que aún hay países en donde a las mujeres se las sigue mutilando, lapidando, asesinando, violando, negando el acceso a la educación o abortando por el simple hecho de ser mujeres. Eso es una triste realidad social.
Pero, en los “países democráticamente más avanzados y bla bla bla…”, con la llamada “ideología de género”, el péndulo de lo que antes eran reivindicaciones necesarias a la luz de la equidad, ya se ha inclinado hacia feminismos radicales que en el fondo no buscan “empoderar” a la mujer (hay que ver cómo les encanta esa palabra a las feministas, que dicho sea de paso, he conocido a unas cuantas que dan miedo

) ni buscan reconocer su realidad social para mejorarla, sino que llanamente buscan anular, erradicar y desaparecer lo “femenino” y lo “masculino” como condiciones de la naturaleza humana.
Sus estrategias para hacerlo pasan por cambiar los “prejuicios” de los roles masculino y femenino en base a falsedades o verdades a medias con la finalidad clara de incidir de forma manipuladora, en decisiones de la vida pública tales como la legislación o la economía. En el fondo, lejos de dignificar a la mujer de acuerdo a su naturaleza femenina, lo que la ideología de género busca es implantar un relativismo moral como si fuese la única mentalidad compatible con la democracia y por ello, colectivos como Femen son claros ejemplos de la intolerancia extrema ante quien piense de forma diferente, de la violencia extrema al vandalizar y atacar físicamente a creyentes y a los símbolos religiosos, de la decandencia y la denigración humana extrema al realizar conductas deplorables para llamar la atención.
Y sí, concuerdo contigo en que al final de todo está la agenda de destruir lo femenino de la mujer a la que supuestamente quieren “empoderar” y con ello, cargarse a la familia y a la sociedad, ya que “
Corruptio optimi, pessima” (no hay nada peor que la corrupción de lo mejor).
Si es verdad aquello de que “en el inicio de todas las grandes cosas hay una mujer” y se corrompe a la mujer, se llega a la degradación social que vivimos.
Efectivamente, como dices, por naturaleza, la mujer tiene unas características y unas necesidades físicas, psicológicas y emocionales muy distintas a las de los hombres y varón y mujer son complementarios entre sí, por eso la mujer no debe renegar de su condición femenina ni buscar “masculinizar” su actuar para supuestamente “empoderarse” sino que debe revalorizar y potenciar su feminidad por la que tiende a darse gratuita e incondicionalmente para cuidar a sus seres amados sin que ello tenga que implicar sumisión o sometimiento (y verlo así es una forma pobre y parcial de entender el AMOR, ya que amar es encauzar libremente tu voluntad a favor del ser amado).
¡Síiii! las feministas deberían reivindicar las consignas que argumentas, en especial esa de luchar por un salario para las madres que quieren y disfrutan realizándose en el cuidado de la familia.
Ya quisieran tantas mujeres que son jefas de familia y que trabajan de sol a sol, con doble jornada laboral (fuera de casa en desigualdad salarial con el hombre desempeñando el mismo trabajo y dentro de casa atendiendo las labores domésticas ellas solas) poder darse el lujo de “confinarse al trabajo doméstico por convicción y no por rancio tradicionalismo”, y ya quisieran poder atender personalmente a sus hijos y no tener que dejarlos en guarderías o al cuidado de alguien más.
Es muy diferente celebrar “el día de la mujer” una vez al año a ser mujer todos los días; de nosotras depende, de cada una desde su trinchera y sus circunstancias, y en concreto, las que tenemos hijos, es nuestra responsabilidad educarlos desde la corresponsabilidad de géneros y no desde el igualitarismo o individualismo, ya que varones y mujeres aportamos al mundo cada uno desde nuestra identidad y nuestros talentos naturales y somos complementarios en las diferencias.
Me encantó este post tuyo que cité Zampa
Si alguien de este foro tuviera que reivindicar mis derechos femeninos, te contrato a ti.
Saludos,