Si soy un oficial de tránsito en funciones, no me toques.
Nada sería tan raro como ver que con el pesado tránsito de la mañana tú apagas tu vehículo en media calle y te bajas a darme un abrazo. Además no te conozco.
Si soy el chico de la cabina del peaje, no me toques.
Mis manos están llenas de gérmenes por tocar tanto dinero. Además la aguja sólo tarda 7 segundos y vuelve a bajar.
Si soy el dependiente de McDonalds, no me toques.
Señor, no puede estar de este lado de la barra y menos sin gorra ni guantes y menos saludando y acariciando a los que sirven desayunos.
Si soy tu jefe, no me toques.
En serio, soy tu jefe, nunca más me vuelvas a poner una mano en el hombro.
Si soy la cajera de un banco, no me toques.
Hay un vidrio entre nosotros y tus brazos no caben por las aberturas. No me toques y mejor saca esas manos o llamaré a Seguridad.
Si soy el de Seguridad que te está sacando del banco, no me toques.
No hay nada que vuelva más loco a un vigilante que alguien que es escoltado le tome la mano y no se la suelte.
Si eres Sancho, no te enojes.
Me gustó mucho el mensaje del hilo, pero como sabrás, de este foro ningún texto sale sin irse re-tocado.
Mi pena es sencilla y nada misteriosa y, como tu alegría, por cualquier cosa estalla.