Ir de invitada a una reunión y que el anfitrión, precisamente cuando le hablo a su grupo, diga: "Oiwa, que pena, tengo que irme, te dejo en tu reunión".
Oiwa: Un momento, tú eres el organizador y jefe, yo soy la invitada y a mi nadie me cuelga milagros. A mí no me dejas a cargo de tu reunión y ni me invites a otra porque no vendré. Con permiso.
Agarré mi chiva (tableta) y me fui. ¡Pos este!