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¿Verdad que es una belleza?

Según los que saben, este sapito se llama Oophaga Pumilio. Todo lo contrario que sus familiares -que se visten con ropa camuflada para esconderse de sus depredadores-, Pumilio usa los colores más llamativos, sin importarle ser visible y quedar expuesto.
Mide dos centímetros y es completamente inofensivo, al punto que muchos lo tienen como mascota. Sin embargo, el color rojo es para avisarle a sus depredadores:
CUIDADO, ESTOY ARMADO Y SOY PELIGROSO!
Su poderoso arsenal está en la piel, cargada con más de 50 tipos diferentes de alcaloides y toxinas. Quien se lo come o muerde…muere.
Cuando nace, su madre los alimenta dos meses con los huevos no fecundados, y de ahí es que sale el veneno.
Resumiendo: la madre no solo los alimentó, sino que también les dio el arsenal químico que los sapitos necesitarán, para defenderse en el futuro.
Quien ama sus hijos, los arma.
Las madres humanas hacen algo parecido. Alimentan y arman sus hijos para ser felices, y para enfrentar los peligros de la vida adulta. La educación por ejemplo, es un arma importantísima.
Como están las cosas, yo le agregaría una buena academia de karate, y ser socio de un polígono de tiro.
El encantador sapito hace lo mismo, y no siente ninguna culpa por ello.
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