La vida nos vive a nosotros, ya que no siempre podemos hacer en su territorio todo aquello que nuestra voluntad desearía. Además, lleva consigo a un gran aliado, la suerte. Este último, decide qué nos dejará hacer en el territorio de la vida y quien nos impartirá dicha o desgracias, quizá ambas cosas. El ser humano, suele resignarse en muchas ocasiones o rendirse a la suerte, porque buscarla constantemente no es sinónimo de conseguirla, aunque lo que tiene bien seguro, o debería tenerlo, es que si no la busca, nunca la encontrará. Salimos en clara desventaja desde el principio.