
Iniciado por
Zampabol
Dos ejemplos perfectos de ateos militantes intentaron entrar en el foro "sin hacer " ruido, como aquel que entra armado en un banco pero necesitado de que no se vea el bulto de sus armas bajo la gabardina. Una entró diciéndose apolítica y respetuosa y el otro demócrata amante de las democracias más avanzadas.
Por supuesto y como suele acontecer en estos casos, el odio y la falta de respeto que tienen estos antirreligiosos por todo lo que no sean sus ideas, ha ido aflorando a medida que se han ido sintiendo cómodos en un foro en el que se permite todo y en el que algunos moderadores no saben ni dónde tienen la mano derecha (O la izquierda)
El ateo militante NO PUEDE EVITAR hacer alarde de su ateísmo puesto que se cree en posesión de la última pepsi del desierto por su pretendido alejamiento de cualquier tipo de creencia. ¡¡Nada más lejos de la realidad!! Cumplen al pie de la letra los dictados del marxismo. Fieles seguidores INSCONSCIENTES del materialismo dialéctico, se convierten en feroces defensores de todo aquello que pueda dañar a la sociedad. La eutanasia, el suicidio, el aborto, la carencia de normas, la defensa de lo marginal, lo sórdido...cualquier cosa que pueda dañar a la sociedad o una ordenada convivencia, es blanco de estas personas acomplejadas y dirigidas desde la infancia por otros que han aprovechado sabiamente su incapacidad para hacer un análisis reflexivo y cabal de aquellas locuras que defienden.
Estos creen que una sociedad sin valores, sin normas, sin ley, sin ética, sin piedad, en la que cada uno hace y vive como le place, será la sociedad perfecta. Viven en la paranoia de pensar que no hay gente intrínsecamente mala, en el convencimiento de que lo que ellos desean hemos de desearlo todos o debemos ser eliminados de su sociedad.
Seguramente habrán leído a algún otro paranoico de la época de la fiebre de los filósofos paranoicos. Esa época en la que se jugaba a descubrir un mundo sin Dios plagado de "superhombres" en la que el juego filosófico del desafío y la provocación para hacerse un hueco en el mundillo intelectual, primaba sobre la veracidad o la cordura de lo escrito.
Les han contado cuentos y les han hecho tragarse sapos con la seguridad de que son otros los que se tragan esos sapos. Siguen los dictados de Goebbles al pie de la letra como robots manejados desde un mando a distancia, peones sacrificados que han sacrificado sus vidas y SUS FELICIDADES, en aras de unos malvados que los utilizan para ver si su delincuencial forma de entender la vida, algún día llega a nuestra sociedad a modo de revolución salvadora.
Para mí el ateo militante es digno de lástima, pero dada su ceguera y su visceral fanatismo, creo que son casos perdidos para intentar cualquier forma de diálogo. De lo que no hay ninguna duda es de la infelicidad que embarga a cualquiera que haya tenido la desgracia de caer en las garras del marxismo disfrazado en cualquiera de sus variantes.