MANANTIAL DE AMOR (Oración y meditación para católicos)

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“Los filósofos dicen que la paz es cierta tranquilidad en el orden: todo ordenado y tranquilo… ¡Esa no es la paz cristiana! La paz cristiana es una paz inquieta, no es una paz tranquila: es una paz inquieta, que va adelante para llevar adelante este mensaje de reconciliación. La paz cristiana nos impulsa a ir hacia adelante. Éste es el inicio, la raíz del celo apostólico”. (Papa Francisco, hoy)

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Visita del Ararteko (Defensor del Pueblo del País Vasco) a Caritas Diocesana de Vitoria y del Subdelegado de Gobierno a Caritas Diocesana de Burgos.
Iñigo Lamarca visitó los talleres ocupacionales y el programa de reutilización de ropa Berjantzi. A mediodía, el Ararteko y el director de Cáritas, Santos Gil, acudieron juntos a la inauguración de la exposición “Derechos humanos, ¿TODAVÍA?”. Así mismo, el subdelegado del Gobierno en Burgos, José María Arribas, visitó el pasado 4 de junio las instalaciones de Cáritas Diocesana de Burgos.

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Evangelio de este domingo, según San Lucas 7,36-50.8,1-3.

...Dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa, no me ofreciste agua para los pies, mientras que ella me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha secado con sus cabellos.
Tú no me has recibido con un beso, pero ella, desde que entró, no ha dejado de cubrirme los pies de besos.
Tú no me ungiste la cabeza con aceite; ella, en cambio, ha derramado perfume sobre mis pies.
Por eso te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le quedan perdonados, por el mucho amor que ha manifestado.

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"El celo apostólico no es ir adelante para hacer prosélitos y hacer estadísticas: este año han aumentado los cristianos en tal país, en tales movimientos... No. Las estadísticas son buenas, ayudan, pero no es lo que Dios quiere de nosotros, hacer prosélitos. Lo que el Señor quiere de nosotros es precisamente el anuncio de la reconciliación, que es el núcleo propio de su mensaje”. (Papa Francisco, ayer)

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La Fundación Autónoma Populorum Progressio, uno de los organismos caritativos del Vaticano (creado por Juan Pablo II), celebrará su reunión anual del 18 al 21 de junio en Arequipa, Perú, para dialogar sobre el financiamiento de 222 nuevos proyectos para favorecer los sectores más pobres de América Latina. La Fundación espera que los primeros beneficiarios de los proyectos de caridad sean de manera particular las comunidades indígenas, afroamericanas, mestizas y los campesinos, y los ciudadanos en peligro de convertirse en “periferias humanas en un continente que vive una fase de desarrollo económico significativo”.

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“Pero ¿qué es la reconciliación? ¿Tomar a uno, tomar a otro y hacer que estén unidos? No, esto es una parte, pero no es eso. La verdadera reconciliación es que Dios, en Cristo, ha tomado nuestros pecados y Él se ha hecho pecado por nosotros. Y cuando vamos a confesarnos, por ejemplo, no es que decimos el pecado y Dios nos perdona. No, ¡no es esto! Nosotros encontramos a Jesucristo y le decimos: ‘Esto es tuyo y yo te hago pecado otra vez. Y a Él le gusta eso, porque ha sido su misión: hacerse pecado por nosotros, para liberarnos. ¡Cristo se ha hecho pecado por mí!¡ Y mis pecados están allá, en su Cuerpo, en su Alma! Esto es de locos, pero es bello, ¡es la verdad!”. ¡Este es el escándalo de la Cruz! " (Papa Francisco, ayer)

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El Papa Francisco bendijo y saludó de manera especial a los cientos de motociclistas de Harley Davidson que llegaron al Vaticano hoy para participar en la Misa en honor a la Jornada de la Evangelium Vitae y el rezar el Ángelus junto los miles de fieles en la Plaza de San Pedro. El pasado miércoles, el Papa Francisco recibió como obsequio dos motocicletas de la marca, que reunió a 35 mil amantes de Harley-Davidson del 13 al 16 de junio en Roma bajo el lema “Dios viaja en Harley por las calles de la Ciudad Eterna”.

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Dice Santo Tomás de Aquino que para encontrar la felicidad hay que:

A) Renunciar a lo que Jesús renunció en la Cruz.
B) Amar lo que Jesús amó en la Cruz.

¿A qué renunció Jesús en la Cruz?
1) A las riquezas: no tenía nada suyo, estaba desnudo.
2) Al placer: sólo sentía dolor.
3) Al poder: no podía hacer nada, estaba clavado de pies y manos.
4) A la aprobación de los demás: era insultado, escupido, despreciado y tratado como un criminal.

A eso tenemos que renunciar. Renunciar a las riquezas no significa ser pobre, vivir en la calle y no tener ni para comer. Se puede tener bienes para poder sacar adelante tu proyecto de vida cristiano, tu familia, tu trabajo, tus actividades buenas, pero sin ostentación y sin que te importe perder esos bienes porque sabes que no son tuyos; y si tienes alguna posesión o algún dinero, saber que son de Dios y por tanto utilizarlos para cumplir la Voluntad de Dios en tu vida y para ayudar a los demás, no para acumularlos y amarlos por sí mismos, poniendo tu afán, tu ego y tu corazón en las riquezas.
Renunciar al placer no significa rechazar el placer cuando es lícito, como por ejemplo a la hora de comer o al escuchar una composición musical o en el acto matrimonial de los esposos, pero no hay que buscarlo sino aceptarlo si aparece al realizar una de estas actividades buenas y agradables a Dios, sin preocuparse si no surgen con la intensidad que uno querría.
Renunciar al poder no significa no aceptar un puesto de trabajo donde se mande a alguien o no tener autoridad sobre tus hijos, significa no buscar ni regocijarse en esa sensación de dominio sobre los demás que tanto gusta a muchos, pero si tu trabajo es dirigir a alguien, eso no es un apego al poder sino un uso bueno y necesario para que funcionen las empresas humanas.
Renunciar a la aprobación de los demás, no es hacer cosas negativas para que los demás te desprecien, sino sencillamente no buscar el elogio y el aprecio, y si éstos llegan por casualidad, saber que nada es mérito tuyo sino que todo viene de Dios y que tú no eres nada, sólo un pobre hombre, que si Dios te dejara de su mano harías tales cosas que todos te despreciarían. Luego los aplausos y felicitaciones, todos para Dios, tú sólo eres el portador de sus maravillas, no eres el que ha hecho todo eso sino que lo ha hecho Dios a través de ti, tu sólo has sido un estorbo, que sino fuera por tu torpeza y malicia habría salido todavía mejor.


¿Qué amó Jesús en la Cruz?
1) La Voluntad de Dios: quiso ser crucificado porque es la misión que Dios-Padre le dio a Él, Dios-Hijo.
2) A los demás. El morir en la cruz fue para salvarnos a todos, y sus últimas palabras fueron para perdonar a todos los que le estábamos crucificando con nuestros pecados, aunque realizado materialmente a manos de aquellas personas de su época.

Eso tenemos que amar. Amar la Voluntad de Dios es sentirse feliz con nuestro pasado, por muy malo que haya sido o por muchos pecados y errores que hayamos cometido, porque una vez perdonados en confesión, todo nuestro pasado entra dentro del Plan de Dios, es su Voluntad que nos haya pasado todo eso. Y es lo mejor que nos podía pasar, aunque todavía no sepamos por qué. También sentirse feliz con nuestro presente, tanto con lo agradable como con lo desagradable, pues todo nos lo da Dios, a veces son regalos y otras veces medicinas amargas, pero todo es para bien y es lo que necesitamos en cada momento. Hay que abrazarse al sufrimiento o a las desgracias que nos vengan -remediando lo evitable pero amando lo que sea inevitable-, besar la cruz que nos envíe el Señor dándole gracias y ofreciéndole nuestros sufrimientos, y por supuesto, agradecerle también lo agradable que nos envíe. Y por último, hay que amar nuestro futuro, sea el que sea cuando toque, sabiendo que contará con momentos agradables pero también desagradables: enfermedades, conflictos, disgustos, nuestra propia muerte, etc. Hay que amar ya todo eso que nos va a enviar Dios, sin saber todavía lo que es, porque es lo que un Padre bueno da a su hijo porque lo necesita, regalos y otras cosas menos cómodas para pulir nuestra alma y hacernos mejores y ayudar a los demás con nuestros padecimientos. Algún día sabremos para qué nos habrá servido cada momento de nuestra vida.

Y amar a los demás significa orientar tu vida para servir a los demás, no para vivir bien tú, no para ser feliz tú, aunque sirviendo a los demás surgirá la felicidad sin haberla buscado. Hay que pensar qué podemos hacer con nuestra vida, cómo podemos orientarla, no para disfrutar nosotros, sino para servir a los demás, cada cual con sus talentos particulares. Ahí entra sacar adelante a tu familia, velar por su armonía y por la formación de tus hijos, hacer las paces ante posibles conflictos con vecinos, compañeros, etc, ayudar al que lo está pasando mal y que puede estar muy cerca, ser simpático, atento, bondadoso, interesado realmente en el otro, dejar en todos cuando te vayas el aroma de Jesucristo.

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Recepción de la Cruz Peregrina en Río.

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"¿Quién es San Juan Bautista? Él mismo lo explica: Yo soy una voz, una voz en el desierto. Pero es una voz sin la Palabra, porque la Palabra no es Él, es Otro. El misterio de Juan es que nunca se apodera de la Palabra. Juan es el que significa, el que señala. El sentido de la vida de Juan es indicar a otro. Me llama la atención que la Iglesia elija para la fiesta de Juan un periodo en que los días son los más largos del año, que tienen más luz. Y realmente Juan era el hombre de la luz, llevaba la luz, pero no era su propia luz, era una luz reflejada. Juan es como una luna, y cuando Jesús comenzó a predicar, la luz de Juan comenzó a declinar. Juan parece ser nada. Esa es la vocación de Juan: desaparecer. Me hace pensar en la Iglesia: la Iglesia existe para anunciar, para ser la voz de la Palabra, de su esposo, que es la Palabra. Y la Iglesia existe para anunciar esta Palabra hasta el martirio, como Juan, al que le cortaron la cabeza. ¿Por qué Juan es santo y sin pecado? Porque nunca tomó una verdad como propia. No quiso volverse un ideólogo. Es el hombre que se negó a sí mismo, para que la Palabra crezca. Y nosotros, como Iglesia, podemos pedir hoy la gracia de no convertirnos en una Iglesia ideologizada, la Iglesia que es el mysterium lunae, que tiene la luz de su Esposo y debe disminuir, para que Él crezca". (Papa Francisco, ayer)