Estoy dando datos:
Se cuenta que hubo un obispo, San Eremito de Cislaya, que condenó, entre Transilvania y el Alto "Ampurdá" a 741.000 descreídos, seis moros y once judíos.
Los castigos fueron todos de extrema crueldad. De su propia mano murieron asaetados 158.009 en una noche, quemados 21.712 y desmembrados en el "tornillo" sólo 127 porque este sistema era más trabajoso y el malhadado obispo no estaba para esos trotes.
Le quemó los pies a 3568 brujas y capó a 7.002 hombretones de la región.
Pasó a llamarse El Obispo Trabajador. Próximamente será canonizado por sus servicios a la iglesia....
Oye, oye. Que estoy expiando mis crímenes pasados. Para confesar los pecados, lo primero es reconocerlos ¿NO?