En 1900 el Vaticano declara abolido el culto del Santo Prepucio. El vaticano dice que toda persona que escriba o hable del Santo Prepucio sera despreciado aunque no será considerado un pecado; pero que la Santa Sede se reserve el derecho de excomulgar a quien lo hiciese de manera aberrante.

En 1954 hubo una acalorada discusión entre los cardenales para decidir si el culto al Santo Prepucio se debería de volver a permitir, pero finalmente se resolvió que continuara abolido.

A partir del Concilio Vaticano II, muchas reliquias fueron bajadas a la categoría de “leyenda pía”.