Difícil tarea te ha tocado, Señor. Tener que amarnos entregándonos cruces para nuestro bien, sabiendo que no las vamos a entender, que vamos a quejarnos, a dudar de tu amor o de tu existencia porque queremos hacer siempre lo que nos gusta. Encima que mueres por nosotros, que nos amas a cada instante, que nos cuidas y provees de todo sin que nos falte de nada, ni siquiera lo "malo" que tanto necesitamos y que no entendemos, encima que cada uno de nosotros es lo más importante para ti, no tienes ni siquiera el consuelo de que te digamos gracias cuando nos tienes que administar esas medicinas amargas para las cuales hemos venido al mundo, para aprender a amar sufriendo y poder entrar en tu felicidad eterna y gloriosa, con nuestros seres queridos y para siempre. Ten paciencia, Señor, somos niños pequeños rebeldes, ignorantes y llenos de miserias y pecados, lo único que damos es asco, pero tú nos amas porque eres El Amor. Perdónanos porque no sabemos lo que hacemos. Haz que tu Madre, que es la nuestra también, nos enseñe a darte las gracias por todo, sobre todo por lo que creemos "malo". Amen.