Osh, tenías qué ser tú H.M, eres todo un loquillo
Osh, tenías qué ser tú H.M, eres todo un loquillo
Y me dejaste en eso, me sacaste del proceso, me diste una trompada con tu brazo secular, y me dejaste llorando, con los mocos por el fango mientras te pedía otra oportunidad, soy un hombre que sufre...
Sin ningún problema Tito.
Tratemos los dos de mirar por el parabrisas, y olvidemos el espejo retrovisor.
Mis saludos.