La división de la sociedad en clases es muy viejo y ya estaba en acto entre los griegos y los romanos. En la antigua Grecia, alrededor del siglo VI aC se incluìan de tres a cuatro clases establecidas de acuerdo con el censo, que Platón identificó a los líderes o los filósofos, guerreros y agricultores.
Adam Smith divide la sociedad en dos clases: la de los pobres y de los trabajadores, mientras que Marx se detuvo en la relación con los medios de producción, de la que surgieron dos clases en conflicto, los dueños del capital y los de la mano de obra.
En el siglo XX los sociólogos, dándose cuenta de la movilidad social permanente, de la variabilidad del sistema económico y de la escolarización difundida, han entendido que los límites entre las clases son cada vez más borrosos, hasta el punto de estratificarse las clases dentro de ellas mismas.
Ralf Dahrendorf postula la existencia de las clases sobre la base de las relaciones de “autoridad” en lugar de las relaciones laborales, transformando el concepto de agrupaciones económicas en estratificación social con una nueva pluralidad de estratos al interno.
Desde este punto de vista, entonces, el concepto de clase del ochocientos puede ser visto como anacrónico, pero considerando que nuevas formas de conflicto social han tomado el lugar de la lucha de clases, también resulta ahora lìcito no asociar exclusivamente el concepto de clase con la propiedad los medios de producción, dado que los elementos constitutivos de la complicada organización social varìan con el tiempo.