"... solo por no mirarse los ojos reflejados en su transparencia, ojos de alcohol invitando a beberlos, la fantasía brutal que arrastra de niño cuando el padre volvía a la mísera habitación borracho de hembras y vino, a darle con el cinto primero a él sin razón, sin motivo, luego a la madre mientras él espiaba bao la manta, sus ojos de miedos abiertos como un dos de oros queriendo cerrarlos sin poder, el jadeo horroroso, el ruido del cinto, los sopapos sobre la piel desnuda, el vestido cayendo, el crujir del elástico con cada jadeo nuevo, las lágrimas en su pozo del jergón, donde se comía sus propios ojos para no verlo... ojos de alcohol..."

Inventario