Una vez que a una estrella supergigante se le termina su combustible el núcleo colapsa y luego explota, produciendo una supernova, que envía la materia estelar al espacio, a velocidades de millones de kilómetros por hora.

Miles de años después los restos de la supernova que se expanden gradualmente se mezclan finalmente con el gas y el polvo que se encuentran en espacio interestelar, formando las nebulosas de donde surgirán las nuevas estrellas.