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Algunos años antes de llegar el 1900, el Sr. Leland y su esposa Jane, descienden del tren en Boston, y se dirigen a la famosa Universidad de Harvard.
- Queremos hablar con el Director de la Universidad., le solicitan con mucha timidez a la secretaria.
Ella solo mirando la forma humilde de sus vestimentas responde secamente:
- El Director va a estar ocupado todo el día.
- No importa. Esperaremos hasta que se desocupe.
El matrimonio toma asiento en la sala de espera y la secretaria comienza a ponerse nerviosa.
Con el pasar de las horas, decide que el Director tiene que enterarse de la pareja que aguarda la entrevista.
- Sabe que Director, viene gente importante y ve esos dos “pajueranos” ahí sentados y no da una buena imagen. ¿Por qué no los atiende?
- ¿En que puedo ayudarlos?
- Verá Usted Señor Director. Nuestro hijo Leland Jr. adoraba esta universidad, pero falleció de tifus hace un mes…
- Lo que nosotros queremos –interrumpió su esposa- es hacer una donación, para la construcción de algo que lo recuerde aquí en la universidad.
El Director mira al techo arrepentido de haberlos atendido.
- Ustedes piensan que por cada alumno que muere, le vamos a construir una estatua? Esto parecería un cementerio!!
- Una estatua no. Podría ser una sala de aulas con su nombre, por ejemplo.
- Pero Señoooor –dijo el Director con aire paternalista- ¿Usted sabe el precio de eso? La construcción de esta Universidad costó más de 7 millones de dólares!
- Bueno, nosotros podríamos…
- ¿Eso costó construír la Universidad? Preguntó la Señora al Director.
- Así es Señora. Asi que…
Jane miró a Leland y con toda calma le dijo: ¿Sabes una cosa? Mejor lo hacemos en casa.
El matrimonio se retiró de la Universidad. Tomaron el tren con destino a Palo Alto (California) donde moraban, y en el trayecto hicieron muchos planes.
En su “rancho” demarcaron un área, y comenzó la construcción. Jane y Leland estaban felices. Por fin su hijo Leland Stanford Jr. tendría su monumento recordatorio.
Otro gran logro para Leland padre. Además de ser el mayor magnate ferroviario de E.U. y Gobernador de California, ahora había fundado la que sería una de las mejores universidades del mundo.
Lo que es la vida.
Si hubieran sido más ostentosos en su forma de vestir, es posible que la Universidad de Stanford no existiera.
(y Harvard sería más grande).
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