Bueno, por suerte entré un ratito antes de salir pitando para otro mundo, al menos me voy riendo.
Como no tengo una vasta experiencia en el asunto, solo diré lo que me han contado: el tiempo no es el que todo lo cura en estos ítems, sino más bien al contrario. Más se acostumbra uno/una al agujerillo blando y peludo, o al osito enhiesto -según el caso-, más defectillos empieza a encontrarle, no ya solo al osito o el hoyito, sino a los demás juguetes complementarios. De ahí que se comience a imaginar al compañero de oficina, a la vecina, a la amiga de la mujer y al jefe del tipo, y finalmente terminen no pepa y juan en la cama, sino la señora de Dominguez -la vecina-, con el Sr. Jefazo de juan, meta bombear, con la desgracia para ambos de que no se conocen.
De lo cual saco dos conclusiones: la fantasía es un acto de creación y recreación. Y segundo, que por allí le creo menos a la gente de principios, que a la gente de finales.
Para la Lcda.: el "consoleitor" se vende barato, y el tamaño, forma, curvatura, etc., puede elegirse a placer, y aunque no he tenido el gusto, supongo que se puede encargar. ¿No es lo mismo?. Bueh...todo no se puede tener...-
Pana: igual. Hace años los yanquis proveían a sus soldados en vietnam de la mujer de goma, se puede inflar, aunque los entendidos afiman que es mejor rellenarla con agua tibia, a unos 38 grados. Luego ya vinieron comercializadas, uno podía comprar a Farrah Fawcett,por ejemplo, o a la que se le antojara. Y aunque tampoco he tenido el gusto, hay que considerar ventajas: no gasta 50 euros cada vez que dice que va "a comprar pan" y aparece con diez bolsas. No te llega una cuenta de teléfono imposible. No dice nada cuando te tirás un pedito bajo las sabanas. Y habría para mucho más. Y en última instancia, si se pone muy rompehuevos, la desinflás y chau.