Los usuarios de la consola PS3 ceden su potencia de cálculo a los científicos.
La PS3, que es la videoconsola más potente del mercado, no sólo sirve para jugar. Su gran capacidad de cálculo -unas 20 veces superior a la de muchos ordenadores tradicionales- está siendo utilizada para crear redes de computación distribuida que ayudan a investigaciones científicas de todo tipo.
Estas redes son posibles gracias a que usuarios de todo el mundo dejan que su máquina haga cálculos en los ratos en que no la utilizan y permiten obtener una capacidad de cálculo que supera incluso la de los superordenadores. Y además con un coste cero, dado que la infraestructura ya existe.
El proyecto Folding@Home, surgido en la universidad norteamericana de Stanford, cuenta con 670.000 consolas y es el mayor sistema de computación distribuida del mundo. Un proyecto de perfil similar es el PS3Grid, en la que participan la Universitat Pompeu Fabra, el Hospital del Mar, el Parc de Recerca Biomèdica de Barcelona y el Imperial College de Londres.
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